El Museo Judío de Berlín fue diseñado por el arquitecto
Daniel Libeskin y fue inaugurado en 1999. Este edificio como su nombre indica
es un museo, fue construido y diseñado con la idea de transmitir los
sentimientos que los judíos sintieron en la época de su expulsión. La base del
edificio se asemeja a un rayo, la parte exterior esta cubierta por una capa
metálica que en ocasiones deja espacios sin cubrir y parecen cicatrices. La
línea recta y los ángulos marcados son los rasgos más notables de la construcción.
La entrada principal está situada en un edificio barroco del
siglo XIII. En el museo el espacio se libera hacia arriba, la única entrada está
en el subsuelo y hay un largo camino antes de encontrar la luz, este consiste
en una larga escalera que empieza en los sótanos. Con esto, Libeskin quería dar
a entender lo difícil que fue para los judíos encontrar su luz, su libertad. El
pasillo principal o pasillo de la continuidad atraviesa todo el edificio, a
través de este se puede llegar a las distintas salas del museo.
En el exterior está el Jardín del Exilio, es un cubo
compuesto por 49 columnas situadas sobre un plano inclinado, de esta manera al
introducirse entre ellas a parte de parecer un laberinto da la sensación de
desorientación. La Torre del Holocausto, también es una construcción muy
oscura, en la que la única luz que entra es por el hueco vertical que atraviesa
el edificio. Su entrada también está en el subsuelo.
Las ideas que ha tenido Libeskin para este edificio me han
parecido muy buenas, sobre todo por el hecho de su relación con temas pasados,
en este caso el sufrimiento de los judíos frente al régimen nazi. Detalles del
interior como los espacios vacíos, la sala donde hay caras por el suelo y en
general el ambiente del edificio de angustia y dolor me han parecido
impresionantes.